martes, 19 de enero de 2010

Haití pone a prueba el espíritu de cooperación



Las noticias que llegan de Haití configuran el gran caos que era de esperar en la situación excepcional creada por la catástrofe.

Sorpresa, asombro, conmoción en los primeros instantes, deseos de prestar ayuda inmediata en los más apartados rincones de la Tierra. ¿Qué enviar y cómo hacerlo hacia un rincón del Caribe, desde China, India, Vietnam y otros puntos ubicados a decenas de miles de kilómetros? La magnitud del terremoto y la pobreza del país generan en los primeros instantes ideas de necesidades imaginarias, que dan lugar a todo tipo de promesas posibles que después se tratan de hacer llegar por cualquier vía.

Los cubanos comprendimos que lo más importante en ese instante era salvar vidas, para lo cual estábamos entrenados no sólo frente a catástrofes como esa, sino también contra otras catástrofes naturales relacionadas con la salud.

Allí estaban cientos de médicos cubanos y, adicionalmente, un buen número de jóvenes haitianos de humilde origen, convertidos en bien entrenados profesionales de la salud, una tarea en la que hemos cooperado durante muchos años con ese hermano y vecino país. Una parte de nuestros compatriotas estaban de vacaciones y otros de origen haitiano se entrenaban o estudiaban en Cuba.

El terremoto superó cualquier cálculo; las casas humildes de adobe y barro ­­─de una ciudad con casi dos millones de habitantes­─ no podían resistir. Instalaciones gubernamentales sólidas se derrumbaron, manzanas completas de viviendas se desplomaron sobre los moradores, que a esa hora, al iniciarse la noche, estaban en sus hogares y quedaron sepultados bajo las ruinas, vivos o muertos. Las calles repletas de personas heridas clamaban por auxilio. La MINUSTAH, fuerza de Naciones Unidas, el Gobierno y la Policía quedaron sin jefatura ni puesto de mando. En los primeros instantes, la tarea de esas instituciones con miles de personas fue saber quiénes quedaban con vida y dónde.

La decisión inmediata de nuestros abnegados médicos que laboraban en Haití, así como de los jóvenes especialistas de la salud graduados en Cuba, fue comunicarse entre sí, conocer de su suerte y saber con qué se contaba para asistir al pueblo haitiano en aquella tragedia.

Los que estaban de vacaciones en Cuba se dispusieron de inmediato a partir, así como los médicos haitianos que se especializaban en nuestra Patria. Otros expertos cubanos en cirugía que han cumplido difíciles misiones se ofrecieron para partir con ellos. Basta decir que antes de 24 horas ya nuestros médicos habían atendido a cientos de pacientes. Hoy 16 de enero, a sólo tres días y medio de la tragedia, se elevaba a varios miles el número de personas afectadas que habían sido ya asistidas por ellos.

En horas del mediodía de hoy sábado, la jefatura de nuestra brigada informó entre otros datos los siguientes:

“…realmente es encomiable lo que están haciendo los compañeros. Es opinión unánime que Pakistán ha quedado pequeño -allí hubo otro gran terremoto donde algunos laboraron-; en aquel país muchas veces recibían fracturas incluso mal consolidadas, algunos aplastamientos, pero aquí ha sobrepasado todo lo imaginable: amputaciones abundantes, las operaciones prácticamente hay que hacerlas en público; es la imagen que habían imaginado de una guerra.”

“…el hospital Delmas 33 ya está funcionando; el mismo tiene tres salones quirúrgicos, con plantas eléctricas, áreas de consulta, etcétera, pero está absolutamente repleto.”

“…12 médicos chilenos se han incorporado, uno de ellos anestesiólogo; también ocho médicos venezolanos; nueve monjitas españolas; se espera la incorporación, de un momento a otro, de 18 españoles a los cuales la ONU y Salud Pública haitiana les había entregado el hospital, pero les faltaban recursos de urgencia que no habían podido arribar, por lo que decidieron sumarse a nosotros y comenzar de inmediato a trabajar.”

“…fueron enviados 32 médicos residentes haitianos, seis de ellos iban a ir directo a Carrefour, un sitio totalmente devastado. También viajaron los tres equipos quirúrgicos cubanos que llegaron ayer.”

“…estamos operando las siguientes instalaciones médicas en Puerto Príncipe:

Hospital La Renaissance.

Hospital del Seguro Social.

Hospital de la Paz.”

“…funcionan ya cuatro CDI (Centros de Diagnóstico Integral).”

En esta información se transmite sólo una idea de lo que están haciendo en Haití el personal médico cubano y de otros países que laboran con ellos, entre los primeros que llegaron a esa nación. Nuestro personal está en disposición de cooperar y unir sus fuerzas con todos los especialistas de la salud que han sido enviados para salvar vidas en ese pueblo hermano. Haití podría convertirse en un ejemplo de lo que la humanidad puede hacer por sí misma. La posibilidad y los medios existen, pero la voluntad falta.

Cuanto más tiempo se dilate el entierro o la incineración de los fallecidos, la distribución de alimentos y otros productos vitales, los riesgos de epidemias y violencias sociales se elevan.

En Haití se pondrá a prueba cuánto puede durar el espíritu de cooperación, antes de que el egoísmo, el chovinismo, los intereses mezquinos y el desprecio por otras naciones prevalezcan.

Un cambio climático amenaza a toda la humanidad. El terremoto de Puerto Príncipe, apenas tres semanas después, nos está recordando a todos cuán egoístas y autosuficientes nos comportamos en Copenhague.

Los países observan de cerca todo lo que ocurre en Haití. La opinión mundial y los pueblos serán cada vez más severos e implacables en sus críticas.



Fidel Castro Ruz
Enero 16 de 2010
7 y 46 p.m.

viernes, 15 de enero de 2010

La lección de Haití



Desde hace dos días, casi a las 6 de la tarde, hora de Cuba, ya de noche en Haití por su ubicación geográfica, las emisoras de televisión comenzaron a divulgar noticias de que un violento terremoto, con magnitud de 7,3 en la escala Richter, había golpeado severamente a Puerto Príncipe. El fenómeno sísmico se había originado en una falla tectónica ubicada en el mar, a sólo 15 kilómetros de la capital haitiana, una ciudad donde el 80% de la población habita casas endebles construidas con adobe y barro.

Las noticias continuaron casi sin interrupción durante horas. No había imágenes, pero se afirmaba que muchos edificios públicos, hospitales, escuelas e instalaciones de construcción más sólida se reportaban colapsadas. He leído que un terremoto de magnitud 7,3 equivale a la energía liberada por una explosión igual a 400 mil toneladas de TNT.

Descripciones trágicas eran transmitidas. Los heridos en las calles reclamaban a gritos auxilios médicos, rodeados de ruinas con familias sepultadas. Nadie, sin embargo, había podido transmitir imagen alguna durante muchas horas.

La noticia nos tomó a todos por sorpresa. Muchos escuchábamos con frecuencia informaciones sobre huracanes y grandes inundaciones en Haití, pero ignorábamos que el vecino país corría riesgo de un gran terremoto. Salió a relucir esta vez que hace 200 años se había producido un gran sismo en esa ciudad, que seguramente tendría unos pocos miles de habitantes.

A las 12 de la noche no se mencionaba todavía una cifra aproximada de víctimas. Altos jefes de Naciones Unidas y varios Jefes de Gobierno hablaban de los conmovedores sucesos y anunciaban el envío de brigadas de socorro. Como hay desplegadas allí tropas de la MINUSTAH, fuerzas de Naciones Unidas de diversos países, algunos ministros de defensa hablaban de posibles bajas entre su personal.

Fue realmente en la mañana de ayer miércoles cuando comenzaron a llegar tristes noticias sobre enormes bajas humanas en la población, e incluso instituciones como Naciones Unidas mencionaban que algunas de sus edificaciones en ese país habían colapsado, una palabra que no dice nada de por sí o podía significar mucho.

Durante horas ininterrumpidas continuaron llegando noticias cada vez más traumáticas de la situación en ese hermano país. Se discutían cifras de víctimas mortales que fluctúan, según versiones, entre 30 mil y 100 mil. Las imágenes son desoladoras; es evidente que el desastroso acontecimiento ha recibido amplia divulgación mundial, y muchos gobiernos, sinceramente conmovidos, realizan esfuerzos por cooperar en la medida de sus recursos.

La tragedia conmueve de buena fe a gran número de personas, en especial las de carácter natural. Pero tal vez muy pocos se detienen a pensar por qué Haití es un país tan pobre. ¿Por qué su población depende casi en un 50 por ciento de las remesas familiares que se reciben del exterior? ¿Por qué no analizar también las realidades que conducen a la situación actual de Haití y sus enormes sufrimientos?

Lo más curioso de esta historia es que nadie pronuncia una palabra para recordar que Haití fue el primer país en que 400 mil africanos esclavizados y traficados por los europeos se sublevaron contra 30 mil dueños blancos de plantaciones de caña y café, llevando a cabo la primera gran revolución social en nuestro hemisferio. Páginas de insuperable gloria se escribieron allí. El más eminente general de Napoleón fue derrotado. Haití es producto neto del colonialismo y el imperialismo, de más de un siglo de empleo de sus recursos humanos en los trabajos más duros, de las intervenciones militares y la extracción de sus riquezas.

Este olvido histórico no sería tan grave como el hecho real de que Haití constituye una vergüenza de nuestra época, en un mundo donde prevalecen la explotación y el saqueo de la inmensa mayoría de los habitantes del planeta.

Miles de millones de personas en América Latina, África y Asia sufren de carencias similares, aunque tal vez no todas en una proporción tan alta como Haití.

Situaciones como la de ese país no debieran existir en ningún lugar de la Tierra, donde abundan decenas de miles de ciudades y poblados en condiciones similares y a veces peores, en virtud de un orden económico y político internacional injusto impuesto al mundo. A la población mundial no la amenazan únicamente catástrofes naturales como la de Haití, que es sólo una pálida sombra de lo que puede ocurrir en el planeta con el cambio climático, que fue realmente objeto de burla, escarnio y engaño en Copenhague.

Es justo expresar a todos los países e instituciones que han perdido algunos ciudadanos o miembros con motivo de la catástrofe natural en Haití: no dudamos que realizarán en este instante el mayor esfuerzo por salvar vidas humanas y aliviar el dolor de ese sufrido pueblo. No podemos culparlos del fenómeno natural que ha tenido lugar allí, aunque estemos en desacuerdo con la política seguida con Haití.

No puedo dejar de expresar la opinión de que es hora ya de buscar soluciones reales y verdaderas para ese hermano pueblo.

En el campo de la salud y otras áreas, Cuba, a pesar de ser un país pobre y bloqueado, desde hace años viene cooperando con el pueblo haitiano. Alrededor de 400 médicos y especialistas de la salud prestan cooperación gratuita al pueblo haitiano. En 227 de las 237 comunas del país laboran todos los días nuestros médicos. Por otro lado, no menos de 400 jóvenes haitianos se han formado como médicos en nuestra Patria. Trabajarán ahora con el refuerzo que viajó ayer para salvar vidas en esta crítica situación. Pueden movilizarse, por lo tanto, sin especial esfuerzo, hasta mil médicos y especialistas de la salud que ya están casi todos allí y dispuestos a cooperar con cualquier otro Estado que desee salvar vidas haitianas y rehabilitar heridos.

Otro elevado número de jóvenes haitianos cursan esos estudios de medicina en Cuba.

También cooperamos con el pueblo haitiano en otras esferas que están a nuestro alcance. No habrá, sin embargo, ninguna otra forma de cooperación digna de calificarse así, que la de luchar en el campo de las ideas y la acción política para poner fin a la tragedia sin límite que sufren un gran número de naciones como Haití.

La jefa de nuestra brigada médica informó: “la situación es difícil, pero hemos comenzado ya a salvar vidas”. Lo hizo a través de un escueto mensaje horas después de su llegada ayer a Puerto Príncipe con refuerzos médicos adicionales.

Tarde en la noche comunicó que los médicos cubanos y los haitianos graduados de la ELAM se estaban desplegando en el país. Habían atendido ya en Puerto Príncipe más de mil pacientes, poniendo a funcionar con urgencia un hospital que no había colapsado y utilizando casas de campaña donde era necesario. Se preparaban para instalar rápidamente otros centros de atención urgente.

¡Sentimos un sano orgullo por la cooperación que, en estos instantes trágicos, los médicos cubanos y los jóvenes médicos haitianos formados en Cuba están prestando a sus hermanos de Haití!



Fidel Castro Ruz

Enero 14 de 2010

8 y 25 p.m.

Cuba. De nuevo. Aun. Por siempre.


Por: William Blum (°°°)

Ya son más de 50 años. La propaganda y la hipocresía de los medios de
difusión masiva de los EEUU parecen interminables y sin modificación.
No pueden aceptar el hecho de que los líderes de Cuba sean humanos ni racionales.
Aquí tenemos lo publicado en el Washington Post del 13 de
diciembre pasado sobre un estadounidense arrestado en Cuba:

El gobierno ha detenido a un ciudadano estadounidense trabajando como contratista para la Agencia de EEUU para el desarrollo internacional (USAID) quien estaba distribuyendo teléfonos celulares y computadoras portátiles a activistas cubanos… de acuerdo con la ley cubana… un ciudadano cubano o un visitante extranjero puede ser detenido prácticamente por cualquier cosa bajo la sospecha de “peligrosidad”.

Eso parece absolutamente espantoso, ¿no? Imagínense verse sujeto a ser detenido por cualquier cosa que otro pudiera considerar “peligrosidad”.
Pero resulta que en los EEUU ha estado ocurriendo exactamente lo mismo desde la Revolución Bolchevique de 1917. No empleamos el termino “peligrosidad”. Usamos el termino “seguridad nacional.” O más recientemente, “terrorismo”. O “facilitando apoyo material para el terrorismo.”

El estadounidense detenido trabaja para Alternativas de Desarrollo Incorporado (DAI), una entidad contratista del gobierno de los EEUU que le ofrece sus servicios al Departamento de Estado, el Pentágono, y la Agencia de EEUU para el desarrollo Internacional (USAID). En el año
2008, la DAI recibió fondos de parte del Congreso para “promover la transición hacia la democracia” en Cuba. Sí. ¡Ay qué felicidad! -estamos llevando la democracia ha Cuba igual que lo hacemos en Afganistán e Iraq. En el 2002, DAI fue contratada por USAID para que
trabajara en Venezuela y prosiguió a financiar los mismos grupos que anteriormente habían trabajo para tramar el golpe de estado - momentáneamente exitoso- contra el presidente Hugo Chávez. DAI llevó a cabo otros trabajos subversivos en Venezuela y ha sido igualmente
activa en Afganistán, Pakistán y otras zonas calientes. “Subversivo” es lo que Washington denominaría una organización como la DAI, si se comportara de la misma manera en los Estados Unidos a nombre de un gobierno extranjero.

Los medios masivos en los EEUU nunca le ofrecen a sus lectores estos datos (y por ello lo hago yo repetidas veces): los EEUU son para el gobierno cubano lo que Al Qaeda es para el gobierno de Washington, solo que mucho más cercano y poderoso. Desde el triunfo de la Revolución cubana, los EEUU y los exiliados anticastristas en los EEUU han inflingidos hacia Cuba mayor daño y más perdidas de vida que lo ocurrido en Nueva York y Washington el 11 de septiembre de 2001. Los disidentes cubanos inconfundiblemente han tenido una conexión política y financiera muy estrecha e incluso íntima con agentes del gobierno de los EEUU. ¿Ignoraría el gobierno de los EEUU a un grupo de norteamericanos que recibieran financiamiento o equipos de comunicación de Al Qaeda y/o se vieran involucrados en llevar a cabo repetidas reuniones con los líderes de esa organización? En los años mas recientes, el gobierno de los EEUU ha detenido a un gran numero de personas en los EEUU y fuera de este solo sobre la base de supuestos
vínculos con Al Qaeda, con muchísima menos pruebas que las que ha tenido Cuba respecto a la vinculación de sus disidentes con los EEUU, pruebas recogidas generalmente por doble agentes cubanos. Virtualmente todos los “Presos políticos” cubanos son dichos disidentes.

Continúa el artículo del Washington Post:

El gobierno cubano le autorizó a sus ciudadanos justo el año pasado el
derecho a adquirir teléfonos celulares.

Punto final.

¿Qué debe pensar uno luego de una declaración tal sin más ni más?
¿Cómo es posible que el gobierno cubano haya sido tan inclemente ante
las necesidades de su pueblo por tantos años? Pues, debe ser así
entonces como operan los estados “totalitarios”. Pero el hecho es que
luego del desmoronamiento del campo socialista, con una perdida
crucial para Cuba de sus mayores socios comerciales unido a la
agresión económica sin fin del gobierno de los EEUU, la isla caribeña
recibió un duro golpe con la falta energética a comienzos de la década
del 90 del siglo pasado que provocó repetidos apagones en la isla. Las
autoridades cubanas se vieron obligadas a limitar la venta de
accesorios consumidores de electricidad, como los teléfonos celulares,
pero una vez estabilizado la suficiencia energética las restricciones
fueron eliminadas.

Los cubanos que desean entrar en la Internet a menudo tienen que
identificarse ante las autoridades gubernamentales.

¿Qué quiere decir eso? Los estadounidenses, gracias a Dios, pueden
entrar en la Internet sin tener que identificarse ante las autoridades
del gobierno. Su proveedor de Internet lo hace por ellos, entregándole
sus nombres al gobierno unido a sus correos electrónicos cada vez que
el gobierno los solicita.

El acceso a ciertos sitios de la Web está restringido.

¿Cuáles? ¿Por qué? Y más importante aun, ¿cual es la información que
pudiera obtener un cubano en la Internet que el gobierno no querría
que este conociera? No me lo imagino. Los cubanos están en constante
contacto con sus parientes en los EEUU ya sea por correo electrónico,
ordinario o en persona. Ven los programas de televisión desde Miami.
Se llevan a cabo conferencias internacionales sobre toda suerte de
temas políticos, económicos, y sociales en Cuba. ¿Qué pudiera pensar
los medios que es el gran secreto que se le esconde al pueblo cubano
por parte de ese gobierno malhechor comunista?

Cuba tiene una naciente comunidad blogguera, liderada por la
comentarista popular Yoani Sánchez, quien a menudo escribe sobre las
peripecias por las que atraviesan ella y su esposo al ser perseguidos
y acosados por agentes del gobierno debido a lo que ella escribe en su
blog. En repetidas ocasiones a Sánchez le han negado el permiso para
salir del país para aceptar honores periodísticos que le han sido otorgado.

De acuerdo con un recuento bien documentado, el cuento de Sánchez de
los abusos del gobierno parece algo exagerado. Más aún, ella se mudó a
Suiza en el año 2002, vivió ahí dos años, y retornó voluntariamente a
la isla. Por otra parte en enero del 2006 yo fui invitado a asistir a
una Feria del Libro en Cuba, donde uno de mis libros en una nueva
edición traducida al castellano, iba a ser presentado. Lamentablemente
el gobierno de los Estados Unidos no me dio permiso para viajar. Mi
solicitud para viajar a Cuba en 1998 también fue rechazada por la
administración de Clinton.

Actividades contrarrevolucionarias, que incluyen protestas menores y
escritos críticos, llevan consigo el riesgo de la censura o la
detención. Graffiti contra el gobierno o discursos contra el gobierno
son considerados crímenes graves.

Levanten sus manos si usted o alguien quien usted conozca haya sido
detenido por participar en una protesta. Sustituyan “pro Al Qaeda” por
“contrarrevolucionario” y en el caso de “contra el gobierno” y piensen
en los miles que llevan preso los últimos ocho años por los EEUU a lo
largo y ancho de todo el mundo y… ¿por qué?

En la mayoría de los casos no hay una respuesta clara. O la respuesta
es muy clara (a) estar en el lugar equivocado en el momento
equivocado, o (b) ser delatado para recibir la recompensa del gobierno
de los EEUU, o (c) crímenes de pensamiento. Y fuera cual fuera el
motivo del encarcelamiento, probablemente fueron torturados. Ni
siquiera los anticastristas más fanáticos acusan a Cuba de algo así.
Durante el periodo de la Revolución cubana, desde 1959, Cuba ha tenido
uno de los mejores historiales respecto a los derechos humanos en el
hemisferio. Remítanse a mi ensayo “Los Estados Unidos, Cuba y esta
cosa llamada Democracia”.

No existe precedente de alguien detenido en Cuba que se compare con la
injusticia y la crueldad del arresto que en 1998 hiciera el gobierno
de los EEUU de aquellos que se conocen ya como los Cinco Cubanos,
sentenciados en la Florida a extremadamente largas condenas por
intentar detener actos terroristas contra Cuba que emanaban desde los
EEUU. Sería lindísimo si el gobierno de Cuba pudiera canjear al
detenido de la DAI por los Cinco. Cuba, en varias ocasiones, le ha
propuesto a Washington intercambiar lo que los EEUU consideran como
“presos políticos” en Cuba por los Cinco detenidos en los EEUU. Hasta
el momento, los EEUU no han aceptado el canje.

(Tomado de MR Zine)

Traducción: Margarita Alarcón Perea, especial para Cubadebate.

(°°°) Entre 1945 y 2005, los Estados Unidos han intentado derribar más de 40 gobiernos extranjeros, y aplastar más de 30 movimientos populistas-nacionalista que luchaban contra regímenes intolerables... En este proceso, los Estados Unidos causaron la muerte de varios millones de personas, y condenaron a otros tantos millones más a una vida de agonía y desesperación”. (Rogue State: A Guide to the World's Only Superpower).

"Si yo fuera presidente, podría detener los atentados terroristas contra Estados Unidos en unos pocos días. Para siempre. Primero pediría perdón a todas las viudas y huérfanos, a los torturados y empobrecidos y a los muchos millones de otras víctimas del imperialismo estadounidense.Entonces anunciaría con toda sinceridad, a todos los rincones del mundo, que las intervenciones globales de los Estados Unidos de América se han terminado e informaría de que Israel ya no es el estado número 51 de EEUU, sino que, de ahora en adelante (por extraño que parezca), es un país extranjero. Reduciría entonces el presupuesto militar al menos en un 90% y usaría la cantidad ahorrada para pagar indemnizaciones a las víctimas y reparar el daño causado por los bombardeos de EEUU e invasiones. Habría dinero más que suficiente. ¿Sabes a lo que equivale el presupuesto militar de los Estados Unidos? Un año es igual a más de 20 000 dólares por hora por cada hora desde que nació Jesucristo. Esto es lo que haría en mis tres primeros días en la Casa Blanca. En mi cuarto día, sería asesinado".

miércoles, 13 de enero de 2010

Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores



El lunes 4 de enero, informaciones de prensa revelaron que, a partir de ese día, la Administración de Seguridad del Transporte de los Estados Unidos comenzó a aplicar medidas adicionales de control de seguridad, en todos los aeropuertos del mundo, sobre cualquier pasajero con pasaporte de los países designados por el Departamento de Estado como "patrocinadores del terrorismo internacional", entre los que, arbitraria e injustamente, se incluye a Cuba, junto a Irán, Siria y Sudán, así como de otros países considerados "de interés", que son: Afganistán, Argelia, Irak, Líbano, Libia, Nigeria, Pakistán, Arabia Saudita, Somalia y Yemen. Las medidas también serán aplicables a cualquier persona que haga escala en estos 14 países.

Se informó que la decisión de imponer estas nuevas medidas fue adoptada tras el intento de atentado terrorista contra un avión de la aerolínea norteamericana Northwest Airlines, que se dirigía a la ciudad de Detroit, el pasado 25 de diciembre.

De acuerdo con reportes de prensa que reproducen declaraciones de funcionarios norteamericanos no identificados, los pasajeros que califiquen en estas categorías serán objeto de cacheos corporales, su equipaje de mano será minuciosamente revisado y serían sometidos a refinadas técnicas de detección de explosivos o de escáner por imágenes.

En la tarde del 5 de enero, tras una reunión con los miembros de su equipo de Seguridad Nacional, el propio presidente Barack Obama confirmó la adopción, desde el día anterior, de las medidas antes mencionadas "a pasajeros que vuelen a los Estados Unidos, desde o a través de las naciones en nuestra lista de Estados patrocinadores del terrorismo u otros países de interés".

Esa misma tarde, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Sección de Intereses de Cuba en Washington presentaron una nota de protesta a la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana y al Departamento de Estado, respectivamente.

En la nota, el MINREX rechaza categóricamente esta nueva acción hostil del Gobierno de los Estados Unidos, que se deriva de la inclusión injustificada de Cuba en la llamada lista de Estados patrocinadores del terrorismo, por razones meramente políticas, que tienen como único propósito justificar la política de bloqueo que la comunidad internacional condena de manera abrumadora.

Asimismo, la nota impugna la elaboración de dichos listados y pone énfasis en los hechos que demuestran el récord impecable de Cuba en materia de enfrentamiento al terrorismo, del que ha sido históricamente víctima; reitera que son totalmente infundados los argumentos que emplea el Gobierno de los Estados Unidos para justificar la inclusión de nuestro país en su listado de "Estados patrocinadores del terrorismo internacional", y demanda la inmediata exclusión de Cuba de esta lista arbitraria.

Ese mismo día, un portavoz del Departamento de Estado, al ser interrogado por la agencia cablegráfica AFP sobre la nota de protesta del MINREX, declaró que "Cuba es un país que apoya actividades terroristas y por lo tanto sus ciudadanos y viajeros en tránsito aéreo deben ser sometidos a controles suplementarios por motivos de seguridad".

A raíz de la promulgación de esta nueva medida, columnistas de importantes medios de prensa norteamericanos, como el Washington Post, han calificado de "ridícula" e "inmerecida" la designación de Cuba como "Estado terrorista", al recordar que nuestro país no constituye una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos y afirmar que buscar terroristas en vuelos procedentes de Cuba "es una pérdida de tiempo".

De nuevo, el 5 de enero de 2010, el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley declaró que Cuba tiene "bien ganada" su designación como "Estado patrocinador del terrorismo". Un día después, el 6 de enero, otro vocero reiteró a la agencia AFP los desgastados pretextos que supuestamente justifican mantener a Cuba en la lista terrorista.

Como parte de su política de hostilidad y de sus campañas de propaganda para tratar de desacreditar la imagen de la Revolución, en 1982 el Gobierno de Ronald Reagan incorporó injustamente a Cuba en la lista anual del Departamento de Estado sobre los "Estados patrocinadores del terrorismo internacional", mucho antes de que se produjera el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York.

La inclusión de Cuba en ese listado conllevó la aplicación de nuevas sanciones económicas, incluyendo el congelamiento de transacciones financieras, prohibiciones de transferencias de tecnología y medidas restrictivas y de aislamiento contra el país y sus ciudadanos. Estas sanciones se sumaron a las ya draconianas medidas impuestas por el bloqueo económico, comercial y financiero decretado desde inicios de la Revolución.

Cada año, el Gobierno de los Estados Unidos ha mantenido a Cuba en esa lista, para lo cual ha utilizado diversos pretextos, todos insostenibles y sin poder presentar la menor evidencia de participación de nuestro país en acto terrorista alguno.

El 30 de abril de 2009, la administración de Obama ratificó la absurda presencia de Cuba en esta lista, reiterando que "el gobierno cubano continúa brindando refugio seguro a varios terroristas", que "miembros de ETA, las FARC y el ELN permanecieron en Cuba en 2008" y que "continúa permitiendo que algunos fugitivos de EE.UU. vivan legalmente en Cuba", lo que fue rechazado enérgicamente por el Ministro de Relaciones Exteriores y motivó una reflexión del compañero Fidel emplazando a Estados Unidos a discutir sobre el tema.

Cuba ha hecho públicos en el pasado suficientes elementos que demuestran la falsedad y el carácter manipulador de estos pretextos, tal como se reflejó exhaustivamente en la Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores, "Cuba no tiene nada que ocultar ni nada de que avergonzarse", emitida el 2 de mayo de 2003.

La presencia no gestionada por Cuba de varios miembros de la organización vasca ETA que estaban exilados, se originó en una solicitud de los gobiernos concernidos en el tema, con los que se alcanzó un acuerdo, hace más de un cuarto de siglo, mediante el cual viajaron a Cuba un pequeño grupo de militantes de esa organización. Cuba estableció la regla estricta de que cualquiera de los miembros del grupo aceptado que saliera del país, no podría volver a entrar a territorio cubano.

Los miembros de ETA residentes en Cuba nunca han utilizado nuestro territorio para actividades de esa organización contra España ni contra ningún otro país. Cuba ha cumplido escrupulosamente con el espíritu de aquel acuerdo. El tema de la presencia de miembros de la ETA en Cuba es un asunto de índole bilateral, sobre el cual se han mantenido contactos con el gobierno de España. El Gobierno de los Estados Unidos no tiene derecho, ni autoridad, para inmiscuirse en estos asuntos, que en lo absoluto lo involucran, ni mucho menos afectan su seguridad nacional, como tampoco afectan la seguridad de ningún otro Estado.

En lo que respecta a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, como se conoce, tanto el gobierno colombiano como estas fuerzas guerrilleras coincidieron en solicitar a Cuba, en su momento, su participación en el proceso de paz. En ese marco, Cuba ha sido parte del Grupo de Países Facilitadores del diálogo y del Grupo de Países Amigos para las Conversaciones de Paz, y ha servido de sede de varias rondas de negociaciones.

La postura transparente y la ayuda del gobierno cubano al proceso de paz han sido reconocidas públicamente, no solo por las FARC y el ELN, sino por la ONU y el propio gobierno colombiano.

En relación con la presencia en Cuba de fugitivos de la justicia de los Estados Unidos, vale reiterar que en nuestro territorio jamás han encontrado amparo, ni residen terroristas de ningún país. Cuba ha ofrecido legítimamente protección y asilo político a algunos luchadores por los derechos civiles norteamericanos.

También residen en Cuba otros ciudadanos norteamericanos que cometieron delitos, sobre todo de secuestros de aviones, a quienes se juzgó y sancionó con severidad y, tras cumplir sus sentencias, solicitaron permanecer en el país. Fue el gobierno de Cuba quien adoptó las medidas pertinentes que pusieron fin definitivamente, en los años del gobierno de Carter, a los secuestros de aviones, un flagelo que se originó en los propios Estados Unidos.

Por el contrario, ha sido el Gobierno de los Estados Unidos el que ha recibido en su territorio, desde el triunfo de la Revolución, a centenares de delincuentes, asesinos y terroristas, ignorando las solicitudes formales de devolución presentadas por el Gobierno de Cuba en cada caso, al amparo de Acuerdos de Extradición entonces vigentes. Muchos de estos individuos aún se pasean libre y tranquilamente por las calles de ese país, incluso tras haber estado implicados en nuevos actos terroristas contra ciudadanos e intereses de los Estados Unidos, Cuba y otras naciones. El caso más conocido y atroz es el de la voladura de un avión de pasajeros de Cubana de Aviación, el 6 de octubre de 1976, que causó 73 muertes y constituyó el primer acto terrorista contra una aeronave civil, en pleno vuelo, en el Hemisferio Occidental. Sus autores, Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles han vivido y aún residen impunemente en Miami, el primero, gracias al perdón presidencial de George H. Bush y, el segundo, en espera de un prolongado juicio por mentir y obstruir la justicia en un proceso migratorio y no por los cargos de terrorismo internacional que merece.

Algunas de estas verdades no han podido ser desconocidas por esos mismos informes del Departamento de Estado que designan a Cuba como "Estado patrocinador del terrorismo".

Cuba rechaza, por ilegítimo, el mecanismo mediante el cual el Gobierno de los Estados Unidos se arroga el derecho a certificar la conducta de otras naciones en materia de terrorismo y a emitir listas discriminatorias y selectivas, con fines políticos, mientras asume una posición de doble rasero al no juzgar y permitir que sigan en libertad los responsables confesos de horrendos actos terroristas contra Cuba.

Como muestra de ello, nuestros Cinco Héroes, Gerardo, Fernando, Ramón, Antonio y René, cumplen arbitrarias e injustas condenas en cárceles norteamericanas por proteger a Cuba, de cuyos hijos 3 478 murieron y 2 099 quedaron mutilados por acciones terroristas; y también por defender la integridad de ciudadanos de los Estados Unidos y otros países.

Cuba siempre ha tenido un desempeño ejemplar en la lucha contra el terrorismo:

-Cuba condena todos los actos de terrorismo, en todas sus formas y manifestaciones.

-El territorio de Cuba nunca ha sido utilizado ni se utilizará jamás para organizar, financiar o ejecutar actos terroristas contra ningún país, incluyendo los Estados Unidos.

-Cuba es Estado Parte de los 13 convenios internacionales existentes en materia de terrorismo y cumple estrictamente las obligaciones emanadas de las resoluciones 1267, 1373 y 1540 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en esta esfera.

-Cuba no posee, ni tiene intención de poseer, armas de exterminio en masa de ningún tipo y cumple sus obligaciones en virtud de los instrumentos internacionales que ha suscrito en materia de armas nucleares, químicas y biológicas.

-La Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba aprobó, el 20 de diciembre de 2001, la Ley 93 "Contra actos de terrorismo", la cual tipificó todos los actos de terrorismo internacional como delitos graves y estableció penas muy severas.

-Cuba ha adoptado, además, medidas para prevenir y reprimir todo acto de terrorismo y todas las actividades relacionadas con estos, incluida la financiación del terrorismo. Asimismo, ha incrementado la vigilancia de las fronteras y ha fomentado medidas para impedir el tráfico de armas e intensificar la cooperación judicial con otros países, para lo cual ha firmado 35 acuerdos en materia de asistencia jurídica y ha manifestado reiteradamente su disposición permanente de cooperar con todos los Estados en esta esfera.

-En este espíritu, Cuba ha cooperado, incluso activamente, con el Gobierno de los Estados Unidos. En tres ocasiones (noviembre de 2001, diciembre de 2001 y marzo de 2002), Cuba propuso a las autoridades norteamericanas un proyecto de Programa de cooperación bilateral para combatir el terrorismo, y en julio de 2009, Cuba reiteró su disposición a cooperar en esta esfera.

-En varias ocasiones, las autoridades cubanas han hecho conocer al Gobierno de los Estados Unidos, su disposición a intercambiar información sobre planes de atentados y acciones terroristas dirigidas contra objetivos en cualquiera de los dos países. Es igualmente conocido que, en 1984, Cuba alertó sobre un plan de atentado contra el presidente Ronald Reagan que condujo a la neutralización de los involucrados por parte de las autoridades norteamericanas. En 1998, se le trasladó a la Administración de William Clinton información sobre planes de hacer estallar bombas en aviones de líneas aéreas cubanas o de otros países que viajaban a Cuba.

-Asimismo las autoridades cubanas han entregado al gobierno de los Estados Unidos abundante información sobre actos terroristas cometidos contra Cuba. En 1997, 1998, 2005 y 2006, Cuba entregó al FBI cuantiosas evidencias sobre las explosiones con bombas en varios centros turísticos cubanos, dándole incluso acceso a los autores de esos hechos, detenidos en Cuba, y a testigos.

-No debe olvidarse, además, que Cuba fue uno de los primeros países que condenó públicamente los criminales ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos, trasladó su disposición a brindar asistencia médica y humanitaria a las víctimas, y ofreció de inmediato abrir su espacio aéreo y sus aeropuertos para recibir a los aviones de pasajeros con destino a territorio norteamericano. A pesar de los numerosos actos terroristas procedentes de territorio norteamericano contra Cuba, nuestro país ha mantenido una conducta intachable y limpia, en relación con cualquier hecho que pueda afectar a los ciudadanos norteamericanos, porque Cuba es una nación que se rige por principios políticos y normas éticas.

El gobierno cubano, con toda su moral y dignidad, condena la inclusión arbitraria de Cuba en la lista de 14 países cuyos ciudadanos serán sometidos a nuevas medidas restrictivas por decisión del Gobierno de los Estados Unidos.

El gobierno cubano demanda también la inmediata exclusión de Cuba de la lista de "Estados patrocinadores del terrorismo internacional", por constituir una designación injusta, arbitraria y políticamente motivada, que contradice la conducta ejemplar de nuestro país en el enfrentamiento al terrorismo y pone en tela de juicio la seriedad de los Estados Unidos en la lucha contra este flagelo.

Asimismo, insta al gobierno de los Estados Unidos a que, como expresión de compromiso con la lucha antiterrorista, actúe con firmeza y sin dobles raseros contra quienes desde el territorio norteamericano han perpetrado actos terroristas contra Cuba; y a que libere a los Cinco Héroes antiterroristas cubanos injustamente encarcelados en ese país.

La Habana, 7 de enero del 2010
Ministerio de Relaciones
Exteriores

jueves, 7 de enero de 2010

El mundo medio siglo después




Al cumplirse hace dos días el 51 aniversario del triunfo de la Revolución, acudieron a mi mente los recuerdos de aquel 1º de Enero de 1959. Ninguno de nosotros imaginó nunca la peregrina idea de que transcurrido medio siglo, que pasó volando, lo estaríamos recordando como si fuera ayer.

Durante la reunión en el central Oriente, el 28 de diciembre de 1958, con el Comandante en Jefe de las fuerzas enemigas, cuyas unidades élites estaban cercadas y sin escape alguno, este reconoció su derrota y apeló a nuestra generosidad para buscar una salida decorosa al resto de sus fuerzas. Conocía de nuestro trato humano a los prisioneros y heridos sin excepción alguna. Aceptó el acuerdo que le propuse, aunque le advertí que las operaciones en curso proseguirían. Pero viajó a la capital e instigado por la embajada de Estados Unidos promovió un golpe de Estado.

Nos preparábamos para los combates de ese día 1º de Enero, cuando en la madrugada llegó la noticia de la fuga del tirano. Se impartieron órdenes al Ejército Rebelde de no admitir el alto al fuego y continuar los combates en todos los frentes. A través de Radio Rebelde se convocó a los trabajadores a una Huelga General Revolucionaria, secundada de inmediato por toda la nación. El intento golpista fue derrotado, y en horas de la tarde de ese mismo día nuestras tropas victoriosas penetraron en Santiago de Cuba.

El Che y Camilo recibieron instrucciones de avanzar rápidamente por la carretera, en vehículos motorizados con sus aguerridas fuerzas, hacia La Cabaña y el Campamento Militar de Columbia. El ejército adversario, golpeado en todos los frentes, no tendría capacidad de resistir. El propio pueblo sublevado, ocupó los centros de represión y las estaciones de policía. El día 2, en horas de la tarde, acompañado por una pequeña escolta, me reuní en un estadio de Bayamo con más de dos mil soldados de los tanques, artillería e infantería motorizada, contra los cuales habíamos estado combatiendo hasta el día anterior. Portaban todavía su armamento. Nos habíamos ganado el respeto del adversario con nuestros audaces, pero humanitarios métodos de guerra irregular. De este modo, en solo cuatro días -después de 25 meses de guerra que reiniciamos con unos pocos fusiles-, alrededor de cien mil armas de aire, mar y tierra y todo el poder del Estado quedaron en manos de la Revolución. En solo pocas líneas relato lo ocurrido aquellos días hace 51 años.

Comenzó entonces la principal batalla: preservar la independencia de Cuba frente al imperio más poderoso que ha existido, y que nuestro pueblo libró con gran dignidad. Me complace hoy observar a aquellos que por encima de increíbles obstáculos, sacrificios y riesgos, supieron defender a nuestra Patria, y en estos días, junto a sus hijos, sus padres y sus seres más queridos, disfrutan la alegría y las glorias de cada nuevo año.

En nada se parecen, sin embargo, los días de hoy a los de ayer. Vivimos una época nueva que no tiene parecido con ninguna otra de la historia. Antes los pueblos luchaban y luchan todavía con honor por un mundo mejor y más justo, pero hoy tienen que luchar, además, y sin alternativa posible, por la propia supervivencia de la especie. No sabemos absolutamente nada si ignoramos esto. Cuba es, sin duda, uno de los países políticamente más instruido del planeta; había partido del más bochornoso analfabetismo, y lo que es peor: nuestros amos yankis y la burguesía asociada a los dueños extranjeros eran los propietarios de las tierras, los centrales azucareros, las plantas productoras de bienes de consumo, los almacenes, los comercios, la electricidad, los teléfonos, los bancos, las minas, los seguros, los muelles, los bares, los hoteles, las oficinas, las casas de vivienda, los cines, las imprentas, las revistas, los periódicos, la radio, la naciente televisión y todo cuanto tuviera un valor importante.

Los yankis, apagadas las ardientes llamas de nuestras batallas por la libertad, se habían arrogado la tarea de pensar por un pueblo que tanto luchó por ser dueño de su independencia, sus riquezas y su destino. Nada en absoluto, ni siquiera la tarea de pensar políticamente, nos pertenecía. ¿Cuántos sabíamos leer y escribir? ¿Cuántos llegábamos siquiera al sexto grado? Lo recuerdo especialmente un día como hoy, porque ese era el país que se suponía pertenecía a los cubanos. No cito más cosas, porque tendría que incluir muchas más, entre ellas las mejores escuelas, los mejores hospitales, las mejores casas, los mejores médicos, los mejores abogados. ¿Cuántos éramos los que teníamos derecho a ello? ¿Quiénes poseíamos, salvo excepciones, el derecho natural y divino de ser administradores y jefes?

Ningún millonario o sujeto rico, sin excepción, dejaba de ser jefe de Partido, Senador, Representante o funcionario importante. Esa era la democracia representativa y pura que imperaba en nuestra Patria, excepto que los yankis impusieran a su antojo tiranuelos despiadados y crueles, cuando convenía más a sus intereses para defender mejor sus propiedades frente a campesinos sin tierra y obreros con o sin trabajo. Como ya nadie habla siquiera de eso, me aventuro a recordarlo. Nuestro país forma parte de los más de 150 que constituyen el Tercer Mundo, que serán los primeros aunque no los únicos destinados a sufrir las increíbles consecuencias si la humanidad no toma conciencia clara, cierta y bastante más rápida de lo que imaginamos de la realidad y consecuencias del cambio climático ocasionado por el hombre, si no se logra impedirlo a tiempo.

Nuestros medios de comunicación masiva han dedicado espacios a describir los efectos de los cambios climáticos. Los huracanes de creciente violencia, las sequías y otras calamidades naturales, han contribuido igualmente a la educación de nuestro pueblo sobre el tema. Un hecho singular, la batalla en torno al problema climático que tuvo lugar en la Cumbre de Copenhague, ha contribuido al conocimiento del inminente peligro. No se trata de un riesgo lejano para el siglo XXII, sino para el XXI, ni lo es tampoco solo para la segunda mitad de este, sino para las próximas décadas, en las que ya comenzaríamos a sufrir sus penosas consecuencias.

Tampoco se trata de una simple acción contra el imperio y sus secuaces, que en esto, como en todo, tratan de imponer sus estúpidos y egoístas intereses, sino de una batalla de opinión mundial que no se puede dejar a la espontaneidad ni al capricho de la mayoría de sus medios de comunicación. Es una situación que por fortuna conocen millones de personas honradas y valientes en el mundo, una batalla a librar con las masas y en el seno de las organizaciones sociales e instituciones científicas, culturales, humanitarias, y otras de carácter internacional, muy especialmente en el seno de las Naciones Unidas, donde el Gobierno de Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y los países más ricos trataron de asestar, en Dinamarca, un golpe fraudulento y antidemocrático contra el resto de los países emergentes y pobres del Tercer Mundo.

En Copenhague, la delegación cubana, que asistió junto a otras del ALBA y el Tercer Mundo, se vio obligada a una lucha a fondo ante los increíbles acontecimientos que se originaron con el discurso del presidente yanki, Barack Obama, y del grupo de Estados más ricos del planeta, decididos a desmantelar los compromisos vinculantes de Kyoto -donde hace más de 12 años se discutió el peliagudo problema- y a hacer caer el peso de los sacrificios sobre los países emergentes y los subdesarrollados, que son los más pobres y a la vez los principales suministradores de materias primas y recursos no renovables del planeta a los más desarrollados y opulentos.

En Copenhague, Obama se presentó el último día de la Conferencia, iniciada el 7 de diciembre. Lo peor de su conducta fue que, cuando tenía ya decidido enviar 30 mil soldados a la carnicería de Afganistán -un país de fuerte tradición independentista, al que ni siquiera los ingleses en sus mejores y más crueles tiempos pudieron someter- asistió a Oslo para recibir nada menos que el Premio Nobel de la Paz. A la capital noruega llegó el 10 de diciembre, donde pronunció un discurso hueco, demagógico y justificativo. El 18, que era la fecha de la última sesión de la Cumbre, se apareció en Copenhague, donde pensaba permanecer inicialmente solo 8 horas. El día anterior habían llegado la Secretaria de Estado y un grupo selecto de sus mejores estrategas.

Lo primero que hizo Obama fue seleccionar a un grupo de invitados que recibieron el honor de acompañarlo a pronunciar un discurso en la Cumbre. El Primer Ministro danés, que presidía la Cumbre, complaciente y adulón, le cedió la palabra al grupo que apenas rebasaba 15 personas. El jefe imperial merecía honores especiales. Su discurso fue una mezcla de edulcoradas palabras aliñadas con gestos teatrales, que ya aburren a quienes, como yo, se asignaron la tarea de escucharlo para tratar de ser objetivos en la apreciación de sus características e intenciones políticas. Obama impuso a su dócil anfitrión dinamarqués que solo sus invitados podían hacer uso de la palabra, aunque él, tan pronto pronunció las suyas, hizo “mutis por el foro” por una puerta trasera, como duende que escapa de un auditorio que le había hecho el honor de escuchar con interés.

Concluida la lista autorizada de oradores, un indígena aymara de pura cepa, Evo Morales, presidente de Bolivia, que acababa de ser reelecto con el 65% de los votos, exigió el derecho a usar la palabra, que le fue concedida ante el aplauso abrumador de los presentes. En solo nueve minutos expresó profundos y dignos conceptos que respondían a las palabras del ausente Presidente de Estados Unidos. Acto seguido se levantó Hugo Chávez para solicitar hablar en nombre de la República Bolivariana de Venezuela; a quien presidía la sesión no le quedó otra alternativa que concederle también el uso de la palabra, que utilizó para improvisar uno de los más brillantes discursos que le he escuchado. Al concluir, un martillazo puso fin a la insólita sesión.

El ocupadísimo Obama y su séquito no tenían, sin embargo, un minuto que perder. Su grupo había elaborado un Proyecto de Declaración, repleto de vaguedades, que era la negación del Protocolo de Kyoto. Después que salió precipitadamente de la plenaria, se reunió con otros grupos de invitados que no llegaban a 30, negoció en privado y en grupo; insistió, mencionó cifras millonarias de billetes verdes sin respaldo en oro, que constantemente se devalúan y hasta amenazó con marcharse de la reunión sí no se accedía a sus demandas. Lo peor fue que se trató de una reunión de países superricos a la que invitaron a varias de las más importantes naciones emergentes y a dos o tres pobres, a las cuales sometió el documento, como quien propone: ¡Lo tomas o lo dejas!

Tal declaración confusa, ambigua y contradictoria -en cuya discusión no participó para nada la Organización de Naciones Unidas-, el Primer Ministro danés trató de presentarla como Acuerdo de la Cumbre. Ya esta había concluido su período de sesiones, casi todos los Jefes de Estado, de Gobierno y Ministros de Relaciones Exteriores se habían marchado a sus respectivos países, y a las tres de la madrugada, el distinguido Primer Ministro danés lo presentó al plenario, donde cientos de sufridos funcionarios que desde hacía tres días no dormían, recibieron el engorroso documento ofreciéndoles solo una hora para analizarlo y decidir su aprobación.

Allí se incendió la reunión. Los delegados no habían tenido siquiera tiempo de leerlo. Varios solicitaron la palabra. El primero fue el de Tuvalu, cuyas islas quedarán bajo las aguas si se aprobaba lo que allí se proponía; lo siguieron los de Bolivia, Venezuela, Cuba y Nicaragua. El enfrentamiento dialéctico a las 3 de aquella madrugada del 19 de diciembre es digno de pasar a la historia, si la historia durara mucho tiempo después del cambio climático.

Como gran parte de lo ocurrido se conoce en Cuba, o está en las páginas Web de Internet, me limitaré sólo a exponer en parte las dos réplicas del canciller cubano, Bruno Rodríguez, dignas de ser consignadas para conocer los episodios finales de la telenovela de Copenhague, y los elementos del último capítulo que todavía no han sido publicados en nuestro país.

“Señor Presidente (Primer Ministro de Dinamarca)… El documento que usted varias veces afirmó que no existía, aparece ahora. Todos hemos visto versiones que circulan de manera subrepticia y que se discuten en pequeños conciliábulos secretos, fuera de las salas en que la comunidad internacional, a través de sus representantes, negocia de una manera transparente.”

“Sumo mi voz a la de los representantes de Tuvalu, Venezuela y Bolivia. Cuba considera extremadamente insuficiente e inadmisible el texto de este proyecto apócrifo…”

“El documento que usted, lamentablemente, presenta no contiene compromiso alguno de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

“Conozco las versiones anteriores que también, a través de procedimientos cuestionables y clandestinos, se estuvieron negociando en corrillos cerrados que hablaban, al menos, de una reducción del 50% para el año 2050…”

“El documento que usted presenta ahora, omite, precisamente, las ya magras e insuficientes frases clave que aquella versión contenía. Este documento no garantiza, en modo alguno, la adopción de medidas mínimas que permitan evitar una gravísima catástrofe para el planeta y la especie humana.”

“Este vergonzoso documento que usted trae es también omiso y ambiguo en relación con el compromiso específico de reducción de emisiones por parte de los países desarrollados, responsables del calentamiento global por el nivel histórico y actual de sus emisiones, y a quienes corresponde aplicar reducciones sustanciales de manera inmediata. Este papel no contiene una sola palabra de compromiso de parte de los países desarrollados.”

“…Su papel, señor Presidente, es el acta de defunción del Protocolo de Kyoto, que mi delegación no acepta.”

“La delegación cubana desea hacer énfasis en la preeminencia del principio de ‘responsabilidades comunes, pero diferenciadas’, como concepto central del futuro proceso de negociaciones. Su papel no dice una palabra de eso.”

“La delegación de Cuba reitera su protesta por las graves violaciones de procedimiento que se han producido en la conducción antidemocrática del proceso de esta conferencia, especialmente, mediante la utilización de formatos de debate y de negociación, arbitrarios, excluyentes y discriminatorios…”

“Señor Presidente, le solicito formalmente que esta declaración sea recogida en el informe final sobre los trabajos de esta lamentable y bochornosa 15 Conferencia de las Partes.”

Lo que nadie podría imaginar es que, después de otro largo receso y cuando ya todos pensaban que solo faltaban los trámites formales para dar por concluida la Cumbre, el Primer Ministro del país sede, instigado por los yankis, haría otro intento de hacer pasar el documento como consenso de la Cumbre, cuando no quedaban ni siquiera Cancilleres en el plenario. Delegados de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba, que permanecieron vigilantes e insomnes hasta el último minuto, frustraron la postrera maniobra en Copenhague.

No concluiría, sin embargo, el problema. Los poderosos no están habituados, ni admiten resistencia. El 30 de diciembre la Misión Permanente de Dinamarca ante Naciones Unidas, en Nueva York, informó cortésmente a nuestra Misión en esa ciudad que había tomado nota del Acuerdo de Copenhague del 18 de diciembre de 2009, y adjuntaba copia avanzada de esa decisión. Textualmente afirmó: “…el Gobierno de Dinamarca, en su calidad de Presidente de la COP15, invita a las Partes de la Convención a informar por escrito a la Secretaría de la UNFCCC, lo antes posible, su voluntad de asociarse al Acuerdo de Copenhague.”

Esta sorpresiva comunicación motivó la respuesta de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas, en la que “…rechaza de plano la intención de hacer aprobar, por vía indirecta, un texto que fue objeto de repudio de varias delegaciones, no sólo por su insuficiencia ante los graves efectos del cambio climático, sino también por responder exclusivamente a los intereses de un reducido grupo de Estados.”

A su vez, originó una carta del Viceministro Primero del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la República de Cuba, Doctor Fernando González Bermúdez, al Sr. Yvo de Boer, Secretario Ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, algunos de cuyos párrafos transcribimos:

“Hemos recibido con sorpresa y preocupación la Nota que el Gobierno de Dinamarca circulara a las Misiones Permanentes de los Estados miembros de las Naciones Unidas en Nueva York, que usted seguramente conoce, mediante la cual se invita a los Estados Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático a informar a la Secretaría Ejecutiva, por escrito, y a su más pronta conveniencia, su deseo de asociarse al denominado Acuerdo de Copenhague.”

“Hemos observado, con preocupación adicional, que el Gobierno de Dinamarca comunica que la Secretaría Ejecutiva de la Convención incluirá, en el informe de la Conferencia de las Partes efectuada en Copenhague, un listado de los Estados Partes que hubieran manifestado su voluntad de asociarse con el citado Acuerdo.”

“A juicio de la República de Cuba, esta forma de actuar constituye una burda y reprobable violación de lo decidido en Copenhague, donde los Estados Partes, ante la evidente falta de consenso, se limitaron a tomar nota de la existencia de dicho documento.”

“Nada de lo acordado en la 15 COP autoriza al Gobierno de Dinamarca a adoptar esta acción y, mucho menos, a la Secretaría Ejecutiva a incluir en el informe final un listado de Estados Partes, para lo cual no tiene mandato.”

“Debo indicarle que el Gobierno de la República de Cuba rechaza de la manera más firme este nuevo intento de legitimar por vía indirecta un documento espurio y reiterarle que esta forma de actuar compromete el resultado de las futuras negociaciones, sienta un peligroso precedente para los trabajos de la Convención y lesiona en particular el espíritu de buena fe con que las delegaciones deberán continuar el proceso de negociaciones el próximo año.”, concluyó el Viceministro Primero de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba.

Muchos conocen, especialmente los movimientos sociales y las personas mejor informadas de las instituciones humanitarias, culturales y científicas, que el documento promovido por Estados Unidos constituye un retroceso de las posiciones alcanzadas por los que se esfuerzan en evitar una colosal catástrofe para nuestra especie. Sería ocioso repetir aquí cifras y hechos que lo demuestran matemáticamente. Los datos constan en las páginas Web de Internet y están al alcance del número creciente de personas que se interesan por el tema.

La teoría con que se defiende la adhesión al documento es endeble e implica un retroceso. Se invoca la idea engañosa de que los países ricos aportarían una mísera suma de 30 mil millones de dólares en tres años a los países pobres para sufragar los gastos que implique enfrentar el cambio climático, cifra que podría elevarse a 100 mil por año en el 2020, lo que en este gravísimo problema, equivale a esperar por las calendas griegas. Los especialistas conocen que, esas cifras son ridículas e inaceptables por el volumen de las inversiones que se requieren. El origen de tales sumas es vago y confuso, de modo que no comprometen a nadie.

¿Cuál es el valor de un dólar? ¿Qué significan 30 mil millones? Todos sabemos que desde Bretton Woods, en 1944, hasta la orden presidencial de Nixon en 1971 -impartida para echar sobre la economía mundial el gasto de la guerra genocida contra Viet Nam-, el valor de un dólar, medido en oro, se fue reduciendo hasta ser hoy aproximadamente 32 veces menor que entonces; 30 mil millones significan menos de mil millones, y 100 mil divididos por 32, equivalen a 3 125, que no alcanzan en la actualidad ni para construir una refinería de petróleo de mediana capacidad.

Si los países industrializados cumplieran alguna vez la promesa de aportar a los que están por desarrollarse el 0,7 por ciento del PIB -algo que salvo contadas excepciones nunca hicieron-, la cifra excedería los 250 mil millones de dólares cada año.

Para salvar los bancos el gobierno de Estados Unidos gastó 800 mil millones, ¿Cuánto estaría dispuesto gastar para salvar a los 9 mil millones de personas que habitarán el planeta en el 2050, si antes no se producen grandes sequías e inundaciones provocadas por el mar debido al deshielo de glaciares y grandes masas de aguas congeladas de Groenlandia y la Antártida?

No nos dejemos engañar. Lo que Estados Unidos ha pretendido con sus maniobras en Copenhague es dividir al Tercer Mundo, separar a más de 150 países subdesarrollados de China, India, Brasil, Sudáfrica y otros con los cuales debemos luchar unidos para defender, en Bonn, en México o en cualquier otra conferencia internacional, junto a las organizaciones sociales, científicas y humanitarias, verdaderos Acuerdos que beneficien a todos los países y preserven a la humanidad de una catástrofe que puede conducir a la extinción de nuestra especie.

El mundo posee cada vez más información, pero los políticos tienen cada vez menos tiempo para pensar.

Las naciones ricas y sus líderes, incluido el Congreso de Estados Unidos, parecen estar discutiendo cuál será el último en desaparecer.

Cuando Obama haya concluido las 28 fiestas con que se propuso celebrar estas Navidades, si entre ellas está incluida la de los Reyes Magos, quizás Gaspar, Melchor y Baltasar le aconsejen lo que debe hacer.

Ruego me excusen la extensión. No quise dividir en dos partes esta Reflexión. Pido perdón a los pacientes lectores.



Fidel Castro Ruz
Enero 3 de 2010
3 y 16 p.m.