sábado, 1 de mayo de 2010

Las locuras de nuestra época



No queda más remedio que llamar las cosas por su nombre. Los que conservan un mínimo de sentido común pueden observar sin gran esfuerzo cuán poco va quedando de realismo en el mundo actual.

Cuando el Presidente de Estados Unidos Barack Obama fue nominado Premio Nobel de la Paz, Michael Moore declaró: “ahora gáneselo”. El ingenioso comentario gustó a muchas personas por la agudeza de esa frase, aunque muchos no vieron otra cosa en la decisión del Comité noruego más que demagogia y la exaltación a la aparentemente inofensiva politiquería del nuevo Presidente de Estados Unidos, un ciudadano afronorteamericano, buen orador, e inteligente político al frente de un imperio poderoso envuelto en profunda crisis económica.

La reunión mundial de Copenhague estaba a punto de celebrarse y Obama despertó las esperanzas de un acuerdo vinculante en el que Estados Unidos se sumaría a un consenso mundial para evitar la catástrofe ecológica que amenaza a la especie humana. Lo ocurrido allí fue decepcionante, la opinión pública internacional había sido víctima de un doloroso engaño.

En la reciente Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, que tuvo lugar en Bolivia, se esgrimieron respuestas llenas de sabiduría de las antiguas nacionalidades indígenas, invadidas y virtualmente destruidas por los conquistadores europeos que, en busca de oro y riquezas fáciles, impusieron durante siglos sus culturas egoístas e incompatibles con los intereses más sagrados de la humanidad.

Dos noticias llegadas ayer expresan la filosofía del imperio pretendiendo hacernos creer en su carácter “democrático”, “pacífico”, “desinteresado” y “honesto”. Basta leer el texto de dichos despachos procedentes de la capital de Estados Unidos.

“WASHINGTON, 23 abr 2010 - El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está evaluando la posibilidad de desplegar un arsenal de misiles de cabezas convencionales, no nucleares pero capaces de alcanzar blancos en cualquier lugar del mundo en alrededor de una hora y con una capacidad explosiva potentísima.

“Si bien la nueva super bomba, montada sobre misiles del tipo Minuteman, no tendrá cabezas atómicas, su capacidad destructiva será equivalente, tal como lo confirma el hecho de que su despliegue está previsto en el recientemente firmado acuerdo START 2 con Rusia.

“Las autoridades de Moscú reclamaron, y lograron hacer figurar en el acuerdo, que por cada uno de estos misiles, Estados Unidos elimine uno de sus cohetes con cabezas nucleares.

“Según los reportes del New York Times y de la cadena televisiva CBS, la nueva bomba, bautizada PGS (Prompt Global Strike), deberá ser capaz de matar al líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en una cueva en Afganistán, destruir un misil norcoreano en plena preparación o atacar un sitio nuclear iraní, ‘todo ello sin traspasar el umbral atómico’.

“La ventaja de disponer como opción militar de un arma no nuclear que tenga los mismos efectos de impacto localizado de una bomba atómica es juzgada interesante por el gobierno de Obama.

“El proyecto había sido inicialmente lanzado por el predecesor de Obama, el republicano George W. Bush, pero fue bloqueado por las protestas de Moscú. Teniendo en cuenta que los Minuteman también transportan cabezas nucleares, dijeron las autoridades de Moscú, era imposible establecer que el lanzamiento de un PGS no fuera el inicio de un ataque atómico.

“Pero el gobierno de Obama considera que puede dar a Rusia o a China las garantías necesarias para evitar malentendidos. Los silos de los misiles de la nueva arma serán montados en sitios alejados de los depósitos de cabezas nucleares y podrán ser inspeccionados periódicamente por expertos de Moscú o Pekín.

“La super bomba podría ser lanzada con un misil Minuteman capaz de volar a través de la atmósfera a la velocidad del sonido y cargando mil libras de explosivos. Equipos ultra sofisticados le permitirán al misil desenganchar la bomba y hacerla caer con extremada precisión sobre los blancos elegidos.

“La responsabilidad del proyecto PGS -que se estima costará 250 millones de dólares solamente en su primer año, de experimentación- fue encargada al general Kevin Chilton, al mando del arsenal nuclear norteamericano. Chilton explicó que el PGS cubrirá un hueco en la gama de opciones con las que actualmente cuenta el Pentágono.

“‘En estos momentos podemos golpear con armas no nucleares cualquier lugar del mundo, pero en un arco de tiempo de no menos de cuatro horas’, dijo el general. ‘Para una acción más rápida -reconoció- solamente contamos con opciones nucleares’.

“En el futuro, con la nueva bomba, Estados Unidos podría actuar rápidamente y con recursos convencionales, tanto contra un grupo terrorista como contra un país enemigo, en un período mucho más corto y sin despertar la ira internacional por el uso de armas nucleares.

“Se prevé que los primeros tests comenzarán en el 2014, y que para el 2017 estaría disponible en el arsenal estadounidense. Obama ya no estará en el poder, pero la super bomba puede ser la herencia no nuclear de este presidente, que ya ganó el premio Nobel de la Paz.”

“WASHINGTON, 22 Abr 2010 - Una nave espacial no tripulada de la Fuerza Aérea de Estados Unidos despegó este jueves de Florida, en medio de un velo de secreto sobre su misión militar.

“La nave espacial robotizada, o X-37B, fue lanzada desde Cabo Cañaveral en un cohete Atlas V a las 19H52 horas locales (23H52 GMT), según un video distribuido por el ejército.

“‘El lanzamiento es inminente’, dijo a AFP el mayor de la Fuerza Aérea Angie Blair.

“Parecido a un transbordador espacial en miniatura, el avión tiene 8,9 metros de largo y 4,5 metros de envergadura.

“La fabricación del vehículo espacial reutilizable ha tomado años y el ejército ha ofrecido explicaciones vagas sobre su objetivo o su papel en el arsenal militar.

“El vehículo está diseñado para ‘proporcionar el medio ambiente de un ‘laboratorio en órbita’ a fin de probar nuevas tecnologías y componentes antes de que estas tecnologías sean asignadas a programas de satélites en funcionamiento’, dijo la Fuerza Aérea en un comunicado reciente.

“Funcionarios han informado que el X-37B aterrizaría en la base de la Fuerza Aérea Vandenberg en California, pero no dijeron cuánto durará la misión inaugural.

“‘Para ser honestos, no sabemos cuándo va a volver’, dijo esta semana a periodistas Gary Payton, segundo subsecretario de programas espaciales de la Fuerza Aérea.

“Payton señaló que la nave podría permanecer en el espacio hasta nueve meses.

“El avión, fabricado por Boeing, comenzó como un proyecto de la agencia espacial estadounidense (NASA) en 1999 y luego fue transferido a la Fuerza Aérea, que planea lanzar un segundo X-37B en 2011.”

¿Hace falta acaso algo más?

Hoy se encuentran con un colosal obstáculo: el cambio climático ya incontenible. Se menciona el inevitable aumento de calor en más de dos grados centígrados. Sus consecuencias serán catastróficas. La población mundial en solo 40 años se incrementará en dos mil millones de habitantes, y alcanzará la cifra de nueve mil millones de personas, en ese breve tiempo: muelles, hoteles, balnearios, vías de comunicación, industrias e instalaciones cercanas a los puertos, quedarán bajo las aguas en menos tiempo que el que requiere para disfrutar la mitad de su existencia la generación de un país desarrollado y rico, que hoy egoístamente se niega al menor sacrificio para preservar la supervivencia de la especie humana. Las tierras agrícolas y el agua potable disminuirán considerablemente. Los mares se contaminarán; muchas especies marinas dejarán de ser consumibles y otras desaparecerán. No lo afirma la lógica sino las investigaciones científicas.

El ser humano había logrado incrementar, a través de la genética natural y el traslado de variedades de especies de un continente a otro, la producción por hectárea de alimentos y otros productos útiles al hombre, que aliviaron durante un tiempo la escasez de alimentos como el maíz, la papa, el trigo, las fibras y otros productos necesarios. Más tarde, la manipulación genética y el uso de fertilizantes químicos contribuyeron igualmente a la solución de necesidades vitales, pero están llegando ya al límite de sus posibilidades para producir alimentos sanos y aptos para el consumo. En apenas dos siglos se están agotando, por otra parte, los recursos de hidrocarburos que la naturaleza tardó 400 millones de años en formar. Del mismo modo, recursos minerales vitales no renovables que la economía mundial requiere, se están agotando. A su vez, la ciencia creó la capacidad de autodestruir el planeta varias veces en cuestión de horas. La mayor contradicción en nuestra época es, precisamente, la capacidad de la especie para autodestruirse y su incapacidad para gobernarse.

El ser humano logró elevar sus posibilidades de vida hasta límites que rebasan su propia capacidad de sobrevivir. En esa batalla está consumiendo aceleradamente las materias primas al alcance de sus manos. La ciencia hizo factible convertir la materia en energía, como ocurrió con la reacción nuclear, al costo de enormes inversiones, pero no se vislumbra siquiera la viabilidad de convertir la energía en materia. El infinito coste de las inversiones en las investigaciones pertinentes, está demostrando la imposibilidad de lograr en unas pocas decenas de años lo que el universo tardó decenas de miles de millones de años en crear. ¿Será necesario que el niño prodigio Barack Obama nos lo explique? La ciencia ha crecido extraordinariamente, pero la ignorancia y la pobreza también crecen. ¿Puede alguien acaso demostrar lo contrario?



Fidel Castro Ruz

Abril 25 de 2010

6 y 30 p.m.

La hermandad entre la República Bolivariana y Cuba



Tuve el privilegio de conversar durante tres horas el pasado jueves 15 con el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez, quien tuvo la gentileza de visitar una vez más nuestro país, procedente esta vez de Nicaragua.

Pocas veces en la vida, tal vez nunca, conocí a una persona que ha sido capaz de dirigir una Revolución verdadera y profunda durante más de 10 años; sin un solo día de descanso, en un territorio de menos de un millón de kilómetros cuadrados, en esta región del mundo colonizada por la península Ibérica, que durante 300 años dominó sobre una superficie 20 veces superior, de inmensas riquezas, donde impusieron sus creencias, su lengua y su cultura. No se podría escribir hoy la historia de nuestra especie en el planeta ignorando lo ocurrido en este hemisferio.

Bolívar, por su parte, no luchó sólo por Venezuela. Las aguas y las tierras eran entonces más puras; las especies variadas y abundantes; la energía contenida en su gas y su petróleo, desconocida. Doscientos años atrás, al iniciarse la lucha por la independencia en Venezuela, no lo hacía sólo por la independencia en ese país, lo hacía por la de todos los pueblos del continente aún colonizados.

Soñó Bolívar crear la mayor República que haya existido y cuya capital sería el istmo de Panamá.

En su insuperable grandeza, El Libertador, con verdadero genio revolucionario, fue capaz de presagiar que Estados Unidos -limitado originalmente al territorio de las 13 colonias inglesas- parecía destinado a sembrar de miseria la América en nombre de la libertad.

Un factor que contribuyó a la lucha de América Latina por la independencia fue la invasión de España por Napoleón, quien con sus desmedidas ambiciones contribuyó a crear las condiciones propicias para el inicio de las luchas por la independencia de nuestro continente. La historia de la humanidad es sinuosa y llena de contradicciones; a su vez, se torna cada vez más compleja y difícil.

Nuestro país habla con la autoridad moral de una pequeña nación que ha resistido más de medio siglo de brutal represión por parte de ese imperio previsto por Bolívar, el más poderoso que existió jamás. La inmensa hipocresía de su política y su desprecio por los demás pueblos lo han conducido a situaciones muy graves y peligrosas. Entre otras consecuencias están las pruebas diarias de cobardía y cinismo, convertidas en prácticas cotidianas de la política internacional, ya que la inmensa mayoría de las personas honestas de la Tierra no tienen posibilidad alguna de dar a conocer sus opiniones, ni de recibir informaciones fidedignas.

La política de principios y la honestidad con que siempre ha expuesto la Revolución Cubana aciertos y errores -y de modo especial determinadas normas de conducta nunca violadas a lo largo de más de 50 años, como la de no torturar jamás a un ciudadano- no conoce excepción alguna. De la misma forma, nunca ha cedido ni cederá ante el chantaje y el terror mediático. Son hechos históricos más que demostrados. Se trata de un tema sobre el que podría argumentarse ampliamente; hoy simplemente lo señalamos para explicar por qué nuestra amistad y nuestra admiración por el Presidente bolivariano Hugo Chávez, un tema sobre el cual podría extenderme considerablemente. Basta citar en esta ocasión algunos elementos para explicar por qué afirmé que constituye un privilegio conversar horas con él.

No había nacido todavía cuando el ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Tenía menos de cinco años cuando el triunfo de la Revolución el Primero de Enero de 1959. Lo conocí en 1994, 35 años después, cuando ya había cumplido 40 años. Pude observar desde entonces su desarrollo revolucionario durante casi 16 años. Dotado de excepcional talento, y lector insaciable, puedo dar testimonio de su capacidad para desarrollar y profundizar las ideas revolucionarias. Como en todo ser humano, el azar y las circunstancias desempeñaron un papel decisivo en el avance de sus ideas. Es notable su capacidad de recordar cualquier concepto y repetirlo con increíble precisión mucho tiempo después. Es un verdadero maestro en el desarrollo y divulgación de las ideas revolucionarias. Posee el dominio de las mismas y el arte de transmitirlas con asombrosa elocuencia. Es absolutamente honesto y sensible con relación a las personas, sumamente generoso por naturaleza. No necesita elogios y acostumbra en cambio a prodigarlos generosamente. Cuando no estoy de acuerdo con alguno de sus puntos de vista o cualquier decisión suya, simplemente se lo trasmito con sinceridad, en el momento adecuado y con el debido respeto a nuestra amistad. Al hacerlo, tomo sobre todo en cuenta que es hoy la persona que más preocupa al imperio, por su capacidad de influir en las masas y por los inmensos recursos naturales de un país al que han saqueado sin piedad, y la persona a la que con todo rigor golpean y tratan de restar autoridad. Tanto el imperio como los mercenarios a su servicio, intoxicados por las mentiras y el consumismo, corren una vez más el riesgo de subestimarlo a él y a su heroico pueblo, pero no albergo la menor duda de que una vez más recibirán una lección inolvidable. Más de medio siglo de lucha me lo indica con toda claridad.

Chávez lleva la dialéctica dentro de sí mismo. Nunca, en ninguna época, ningún gobierno hizo tanto por su pueblo en tan breve tiempo. Me complace de modo especial transmitirle a su pueblo una calurosa felicitación al conmemorarse el 200 Aniversario del inicio de la lucha por la independencia de Venezuela y de América Latina. Quiso el azar que el día 19 de abril se conmemore también la victoria de la Revolución contra el imperialismo en Girón, hace exactamente 49 años. Deseamos compartir esa victoria con la Patria de Bolívar.

Me complace saludar igualmente a todos los hermanos del ALBA.


Fidel Castro Ruz

Abril 18 de 2010

7 y 24 p.m.

El IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba



Tuve el privilegio de seguir directamente voz, imágenes, ideas, argumentos, rostros, reacciones y aplausos de los delegados participantes en la sesión final del IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, que tuvo lugar en el Palacio de Convenciones el pasado domingo 4 de abril. Las cámaras de televisión recogen detalles desde proximidades y ángulos mucho mejores que los ojos de las personas presentes en cualquiera de esos eventos.

No exagero si digo que ha sido uno de los momentos más emocionantes de mi larga y azarosa vida. No podía estar allí, pero lo viví dentro de mí mismo, como quien recorre el mundo de las ideas por las cuales ha luchado las tres cuartas partes de su existencia. De nada valdrían sin embargo ideas y valores para un revolucionario, sin el deber de luchar cada minuto de su vida para vencer la ignorancia con que todos venimos al mundo.

Aunque pocos lo admitan, el azar y las circunstancias desempeñan un papel decisivo en los frutos de cualquier obra humana.

Entristece pensar en tantos revolucionarios, con muchos más méritos, que no pudieron siquiera conocer el día de la victoria de la causa por la cual lucharon y murieron, fuese la independencia o una profunda revolución social en Cuba. Ambas al final inseparablemente unidas.

Desde mediados de 1950, año en que concluí mis estudios universitarios, me consideraba un revolucionario radical y avanzado, gracias a las ideas que recibí de Martí, Marx y, junto a ellos, una legión incontable de pensadores y héroes deseosos de un mundo más justo. Había transcurrido entonces casi un siglo desde que nuestros compatriotas iniciaron el 10 de octubre de 1868 la primera guerra de independencia de nuestro país contra lo que restaba en América de un imperio colonial y esclavista. El poderoso vecino del Norte había decidido anexarse a nuestro país como fruta madura de un árbol podrido. En Europa habían surgido ya con fuerza la lucha y las ideas socialistas del proletariado contra la sociedad burguesa que tomó el poder por ley histórica durante la Revolución Francesa que estalló en julio de 1789 inspirada en las ideas de Juan Jacobo Rousseau y los enciclopedistas del siglo XVIII, las cuales constituyeron igualmente las bases de la Declaración de Filadelfia el 4 de julio de 1776, portadora de las ideas revolucionarias de aquella época. Con creciente frecuencia en la historia humana, los acontecimientos se mezclan y superponen.

El espíritu autocrítico, la incesante necesidad de estudiar, observar y reflexionar, son a mi juicio características de las que no puede prescindir ningún cuadro revolucionario.

Mis ideas, desde bastante temprano, eran ya irreconciliables con la odiosa explotación del hombre por el hombre, concepto brutal en que se basaba la sociedad cubana bajo la égida del país imperialista más poderoso que ha existido. La cuestión fundamental, en plena Guerra Fría, era la búsqueda de una estrategia que se ajustara a las condiciones concretas y peculiares de nuestro pequeño país, sometido al abyecto sistema económico impuesto a un pueblo semianalfabeto, aunque de singular tradición heroica, a través de la fuerza militar, el engaño y el monopolio de los medios de información, que convertían en actos reflejos las opiniones políticas de la inmensa mayoría de los ciudadanos. A pesar de esa triste realidad, no podían, sin embargo, impedir el profundo malestar que sembraban en la inmensa mayoría de la población la explotación y los abusos de tal sistema.

Después de la Segunda Guerra Mundial por el reparto del planeta, que fue la causa de la segunda carnicería -separada de la anterior por apenas 20 años, desatada esta vez por la extrema derecha fascista, que costó la vida a más de 50 millones de personas, entre ellas alrededor de 27 millones de soviéticos-, en el mundo prevalecieron por un tiempo los sentimientos democráticos, las simpatías por la URSS, China y demás Estados aliados en aquella guerra que finalizó con el empleo innecesario de dos bombas atómicas, que ocasionaron la muerte a cientos de miles de personas en dos ciudades indefensas de una potencia ya derrotada por el avance indetenible de las fuerzas aliadas, incluidas las tropas del Ejército Rojo, que en breves días habían liquidado al poderoso ejército japonés de Manchuria.

La Guerra Fría fue iniciada por el nuevo Presidente de Estados Unidos casi inmediatamente después de la victoria. El anterior, Franklin D. Roosevelt, que gozaba de prestigio y simpatía internacional por su posición antifascista, murió después de su tercera reelección, antes de finalizar aquella guerra. Sustituido entonces por su vicepresidente Harry Truman, un hombre descolorido y mediocre, fue este el responsable de aquella política funesta.

Estados Unidos, único país desarrollado que no sufrió destrucción alguna debido a su posición geográfica, atesoraba casi todo el oro del planeta y los excedentes de la producción industrial y agrícola, e impuso condiciones onerosas a la economía mundial a través del famoso acuerdo de Bretton Woods, de funestas consecuencias que aún perduran.

Antes de iniciarse la Guerra Fría, en la propia Cuba existía una Constitución bastante progresista, la esperanza y las posibilidades de cambios democráticos aunque nunca, por supuesto, las de una revolución social. La liquidación de esa Constitución por un golpe reaccionario en medio de la Guerra Fría, abrió las puertas a la revolución socialista en nuestra Patria, que fue el aporte fundamental de nuestra generación.
El mérito de la Revolución Cubana se puede medir por el hecho de que un país tan pequeño haya podido resistir durante tanto tiempo la política hostil y las medidas criminales lanzadas contra nuestro pueblo por el imperio más poderoso surgido en la historia de la humanidad, el cual, acostumbrado a manejar a su antojo a los países del hemisferio, subestimó a una nación pequeña, dependiente y pobre a pocas millas de sus costas. Ello no habría sido jamás posible sin la dignidad y la ética que caracterizaron siempre las acciones de la política de Cuba, asediada por repugnantes mentiras y calumnias. Junto a la ética, se forjaron la cultura y la conciencia que hicieron posible la proeza de resistir durante más de 50 años. No fue un mérito particular de sus líderes, sino fundamentalmente de su pueblo.

La enorme diferencia entre el pasado -en que apenas podía pronunciarse la palabra socialismo- y el presente, se pudo apreciar el día de la sesión final del IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, en los discursos de los delegados y en las palabras del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Es muy conveniente que lo que allí se dijo se reproduzca y conozca dentro y fuera del país a través de los más variados medios de divulgación, no tanto por lo que a nuestros compatriotas atañe, curtidos en esta lucha durante largo tiempo, sino por lo que a los pueblos del mundo conviene conocer la verdad y las gravísimas consecuencias hacia donde el imperio y sus aliados conducen a la humanidad.

En sus palabras de clausura, breves, profundas, precisas, Raúl puso los puntos sobre las íes en varios temas de suma importancia. El discurso fue una estocada profunda en las entrañas del imperio y sus cínicos aliados, al expresar críticas y autocríticas que hacen más fuertes e inconmovibles la moral y la fuerza de la Revolución Cubana, si somos consecuentes con lo que cada día nos enseña un proceso tan dialéctico y profundo en las condiciones concretas de Cuba.

Tan acostumbrado estaba el imperio a imponer su voluntad, que menospreció la resistencia de que es capaz un pequeño país latinoamericano del Caribe, a 90 millas de sus costas, en el que era propietario de sus riquezas fundamentales, monopolizaba el control de sus relaciones comerciales y políticas, e impuso por la fuerza una base militar contra la voluntad de la nación, bajo el manto de un acuerdo legal al que asignaron además carácter constitucional. Menospreciaron el valor de las ideas frente a su inmenso poder.

Raúl les recordó cómo las fuerzas mercenarias fueron derrotadas en Girón antes de cumplirse las 72 horas del desembarco, a los ojos de la flota naval yanqui; la firmeza con que nuestro pueblo se mantuvo inconmovible en la Crisis de Octubre de 1962, al no aceptar la inspección de nuestro territorio por Estados Unidos -tras la fórmula inconsulta del acuerdo entre la URSS y dicho país que ignoraba la soberanía nacional- a pesar del incalculable número de armas nucleares que apuntaban contra la isla.

Tampoco faltó la referencia a las consecuencias de la desintegración de la URSS, que significó la caída de un 35% de nuestro PIB y el 85% del comercio exterior de Cuba, a lo que se sumó la intensificación del criminal bloqueo comercial, económico y financiero a nuestra Patria.

Casi 20 años han transcurrido desde aquel triste y funesto acontecimiento, y sin embargo Cuba sigue en pie decidida a resistir. Por ello, adquiere especial importancia la necesidad de superar y vencer todo lo que conspire contra el desarrollo sano de nuestra economía. Raúl no dejó de recordar que hoy el sistema imperialista impuesto al planeta amenaza seriamente la supervivencia de la especie humana.

Contamos actualmente con un pueblo que pasó del analfabetismo a uno de los más altos niveles de educación del mundo, que es dueño de los medios de divulgación masiva, y puede ser capaz de crear la conciencia necesaria para superar dificultades viejas y nuevas. Con independencia de la necesidad de promover los conocimientos, sería absurdo ignorar que, en un mundo cada vez más complejo y cambiante, la necesidad de trabajar y crear los bienes materiales que la sociedad necesita constituye el deber fundamental de un ciudadano. La Revolución proclamó la universalización de los conocimientos, consciente de que cuanto más conozca, más útil será el ser humano en su vida; pero nunca se dejó de exaltar el deber sagrado del trabajo que la sociedad requiere. El trabajo físico es, por el contrario, una necesidad de la educación y la salud humana, por ello, siguiendo un principio martiano, se proclamó desde muy temprano el concepto de estudio y trabajo. Nuestra educación avanzó considerablemente cuando se proclamó el deber de ser profesores y decenas de miles de jóvenes optaron por la enseñanza -o lo que fuese más necesario para la sociedad. El olvido de cualquiera de estos principios entraría en conflicto con la construcción del socialismo

Igual que todos los pueblos del Tercer Mundo, Cuba es víctima del robo descarado de cerebros y fuerza de trabajo joven; no se puede cooperar jamás con ese saqueo de nuestros recursos humanos.

La tarea a la que cada cual consagre su vida, no solo puede ser fruto del deseo personal, sino también de la educación. La recalificación es una necesidad irrenunciable de cualquier sociedad humana.

Los cuadros del Partido y del Estado deberán enfrentar problemas cada vez de mayor complejidad. De los responsables de la educación política se demandarán mayores conocimientos que nunca de la historia y la economía, precisamente por la complejidad de su trabajo. Basta leer las noticias que llegan todos los días de todas partes para comprender que la ignorancia y la superficialidad son absolutamente incompatibles con las responsabilidades políticas. Los reaccionarios, los mercenarios, los que anhelan consumismo y rehúsan el trabajo y el estudio, tendrán cada vez menos espacio en la vida pública. No faltarán jamás en la sociedad humana los demagogos, los oportunistas, los que anhelan soluciones fáciles en busca de popularidad, pero los que traicionan la ética tendrán cada vez menos posibilidades de engañar. La lucha nos ha enseñado el daño que pueden causar el oportunismo y la traición.

La educación de los cuadros será la tarea más importante que los partidos revolucionarios deberán dominar. No habrá jamás soluciones fáciles, el rigor y la exigencia tendrán que prevalecer. Cuidémonos especialmente también de aquellos que junto al agua sucia vierten los principios y los sueños de los pueblos.

Hace días deseaba hablar del Congreso de la Juventud, pero preferí esperar su divulgación y no robarle espacio alguno en la prensa.

Ayer, siete de abril, fue el cumpleaños de Vilma. Escuché con emoción, a través de la televisión, su propia voz acompañada por las finas notas de un piano. Cada día valoro más su trabajo y todo lo que hizo por la Revolución y por la mujer cubana. Las razones para luchar y vencer se multiplican cada día.



Fidel Castro Ruz

Abril 8 de 2010

3 y 40 p.m.

La reforma sanitaria de Estados Unidos



Barack Obama es un fanático creyente del sistema capitalista imperialista impuesto por Estados Unidos al mundo. “Dios bendiga a Estados Unidos”, concluye sus discursos.

Algunos de sus hechos hirieron la sensibilidad de la opinión mundial, que vio con simpatías la victoria del ciudadano afroamericano frente al candidato de la extrema derecha de ese país. Apoyándose en una de las más profundas crisis económicas que ha conocido el mundo, y en el dolor causado por los jóvenes norteamericanos que perdieron la vida o fueron heridos o mutilados en las guerras genocidas de conquista de su predecesor, obtuvo los votos de la mayoría del 50% de los norteamericanos que se dignan acudir a las urnas en ese democrático país.

Por elemental sentido ético, Obama debió abstenerse de aceptar el Premio Nobel de la Paz, cuando ya había decidido el envío de cuarenta mil soldados a una guerra absurda en el corazón de Asia.

La política militarista, el saqueo de los recursos naturales, el intercambio desigual de la actual administración con los países pobres del Tercer Mundo, en nada se diferencia de la de sus antecesores, casi todos de extrema derecha, con algunas excepciones, a lo largo del pasado siglo.

El documento antidemocrático impuesto en la Cumbre de Copenhague a la comunidad internacional ­-que había dado crédito a su promesa de cooperar en la lucha contra el cambio climático- fue otro de los hechos que desilusionaron a muchas personas en el mundo. Estados Unidos, el mayor emisor de gases de efecto invernadero, no estaba dispuesto a realizar los sacrificios necesarios a pesar de las palabras zalameras previas de su Presidente.

Sería interminable la lista de contradicciones entre las ideas que la nación cubana ha defendido con grandes sacrificios durante medio siglo y la política egoísta de ese colosal imperio.

A pesar de eso, no albergamos ninguna animadversión contra Obama, y mucho menos contra el pueblo de Estados Unidos. Consideramos que la Reforma de Salud ha constituido una importante batalla y un éxito de su gobierno. Parece sin embargo algo realmente insólito que 234 años después de la Declaración de Independencia, en Filadelfia en el año 1776, inspirada en las ideas de los enciclopedistas franceses, el gobierno de ese país haya aprobado la atención médica para la inmensa mayoría de sus ciudadanos, algo que Cuba alcanzó para toda su población hace medio siglo a pesar del cruel e inhumano bloqueo impuesto y todavía vigente por parte del país más poderoso que existió jamás. Antes, después de casi un siglo de independencia y tras sangrienta guerra, Abraham Lincoln pudo lograr la libertad legal de los esclavos.

No puedo, por otro lado, dejar de pensar en un mundo donde más de un tercio de la población carece de atención médica y de medicamentos esenciales para garantizar la salud, situación que se agravará en la medida en que el cambio climático, la escasez de agua y de alimentos sean cada vez mayores, en un mundo globalizado donde la población crece, los bosques desaparecen, la tierra agrícola disminuye, el aire se hace irrespirable, y la especie humana que lo habita -que emergió hace menos de 200 mil años, es decir 3 500 millones de años después que surgieron las primeras formas de vida en el planeta- corre el riesgo real de desaparecer como especie.

Admitiendo que la reforma sanitaria significa un éxito para el gobierno de Obama, el actual Presidente de Estados Unidos no puede ignorar que el cambio climático significa una amenaza para la salud y, peor todavía, para la propia existencia de todas las naciones del mundo, cuando el aumento de la temperatura -más allá de límites críticos que están a la vista- diluya las aguas congeladas de los glaciares, y las decenas de millones de kilómetros cúbicos almacenados en las enormes capas de hielo acumuladas en la Antártida, Groenlandia y Siberia se derritan en unas pocas decenas de años, dejando bajo las aguas todas las instalaciones portuarias del mundo y las tierras donde hoy vive, se alimenta y labora una gran parte de la población mundial.

Obama, los líderes de los países ricos y sus aliados, sus científicos y sus centros sofisticados de investigación conocen esto; es imposible que lo ignoren.

Comprendo la satisfacción con que se expresa y reconoce, en el discurso presidencial, el aporte de los miembros del Congreso y la administración que hicieron posible el milagro de la reforma sanitaria, lo cual fortalece la posición del gobierno frente a lobbistas y mercenarios de la política que limitan las facultades de la administración. Sería peor si los que protagonizaron las torturas, los asesinatos por contrato y el genocidio ocuparan nuevamente el gobierno de Estados Unidos. Como persona incuestionablemente inteligente y suficientemente bien informada, Obama conoce que no hay exageración en mis palabras. Espero que las tonterías que a veces expresa sobre Cuba no obnubilen su inteligencia.

Tras el éxito en esta batalla por el derecho a la salud de todos los norteamericanos, 12 millones de inmigrantes, en su inmensa mayoría latinoamericanos, haitianos y de otros países del Caribe reclaman la legalización de su presencia en Estados Unidos, donde realizan los trabajos más duros y de los cuales no puede prescindir la sociedad norteamericana, en la que son arrestados, separados de sus familiares y remitidos a sus países.

La inmensa mayoría emigraron a Norteamérica como consecuencia de las tiranías impuestas por Estados Unidos a los países del área y la brutal pobreza a que han sido sometidos como consecuencia del saqueo de sus recursos y el intercambio desigual. Sus remesas familiares constituyen un elevado porcentaje del PIB de sus economías. Esperan ahora un acto de elemental justicia. Si al pueblo cubano se le impuso una Ley de Ajuste, que promueve el robo de cerebros y el despojo de sus jóvenes instruidos, ¿por qué se emplean métodos tan brutales con los emigrantes ilegales de los países latinoamericanos y caribeños?

El devastador terremoto que azotó a Haití -el país más pobre de América Latina, que acaba de sufrir una catástrofe natural sin precedentes que implicó la muerte de más de 200 mil personas- y el terrible daño económico que otro fenómeno similar ocasionó a Chile, son pruebas elocuentes de los peligros que amenazan a la llamada civilización y la necesidad de drásticas medidas que otorguen a la especie humana la esperanza de sobrevivir.

La Guerra Fría no trajo ningún beneficio para la población mundial. El inmenso poder económico, tecnológico y científico de Estados Unidos no podría sobrevivir a la tragedia que se cierne sobre el planeta. El presidente Obama debe buscar en su computadora los datos pertinentes y conversar con sus científicos más eminentes; verá cuán lejos está su país de ser el modelo que preconiza para la humanidad.

Por su condición de afroamericano, allí sufrió las afrentas de la discriminación, según narra en su libro “Los sueños de mi padre”; allí conoció la pobreza en que viven decenas de millones de norteamericanos; allí se educó, pero allí también disfrutó como profesional exitoso los privilegios de la clase media rica, y terminó idealizando el sistema social donde la crisis económica, las vidas de norteamericanos inútilmente sacrificadas y su indiscutible talento político le dieron la victoria electoral.

A pesar de eso, para la derecha más recalcitrante Obama es un extremista al que amenazan con seguir dando la batalla en el Senado para neutralizar los efectos de la reforma sanitaria y sabotearla abiertamente en varios Estados de la Unión, declarando inconstitucional la Ley aprobada.

Los problemas de nuestra época son todavía mucho más graves.

El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otros organismos internacionales de créditos, bajo control estricto de Estados Unidos, permiten que los grandes bancos norteamericanos -creadores de los paraísos fiscales y responsables del caos financiero en el planeta- sean sacados a flote por los gobiernos de ese país en cada una de las frecuentes y crecientes crisis del sistema.

La Reserva Federal de Estados Unidos emite a su antojo las divisas convertibles que costean las guerras de conquista, las ganancias del Complejo Militar Industrial, las bases militares distribuidas por el mundo y las grandes inversiones con las que las transnacionales controlan la economía en muchos países del mundo. Nixon suspendió unilateralmente la conversión del dólar en oro, mientras en las bóvedas de los bancos de Nueva York se guardan siete mil toneladas de oro, algo más del 25% de las reservas mundiales de ese metal, cifra que al final de la Segunda Guerra Mundial superaba el 80%. Se argumenta que la deuda pública sobrepasa los 10 millones de millones de dólares, lo cual supera el 70% de su PIB, como una carga que se transfiere a las nuevas generaciones. Eso se afirma cuando en realidad es la economía mundial la que costea esa deuda con los enormes gastos en bienes y servicios que aporta para adquirir dólares norteamericanos, con los cuales las grandes transnacionales de ese país se han apoderado de una parte considerable de las riquezas del mundo, y sostienen la sociedad de consumo de esa nación.

Cualquiera comprende que tal sistema es insostenible, y por qué los sectores más ricos en Estados Unidos y sus aliados en el mundo defienden un sistema sólo sustentable con la ignorancia, las mentiras y los reflejos condicionados sembrados en la opinión mundial a través del monopolio de los medios de comunicación masiva, incluidas las redes principales de Internet.

Hoy el andamiaje se derrumba ante el avance acelerado del cambio climático y sus funestas consecuencias, que ponen a la humanidad ante un dilema excepcional.

Las guerras entre las potencias no parecen ser ya la solución posible a las grandes contradicciones, como lo fueron hasta la segunda mitad del siglo XX; pero, a su vez, han incidido de tal forma sobre los factores que hacen posible la supervivencia humana, que pueden poner fin prematuramente a la existencia de la actual especie inteligente que habita nuestro planeta.

Hace unos días expresé mi convicción de que, a la luz de los conocimientos científicos que hoy se dominan, el ser humano deberá resolver sus problemas en el planeta Tierra, ya que jamás podrá recorrer la distancia que separa el Sol de la estrella más próxima, ubicada a cuatro años luz, velocidad que equivale a 300 mil kilómetros por segundo -como conocen nuestros alumnos de secundaria básica-, si alrededor de ese sol existiera un planeta parecido a nuestra bella Tierra.

Estados Unidos invierte fabulosas sumas para comprobar si en el planeta Marte hay agua, y si existió o existe alguna forma elemental de vida. Nadie sabe para qué, como no sea por pura curiosidad científica. Millones de especies van desapareciendo a ritmo creciente en nuestro planeta y sus fabulosas cantidades de agua constantemente se están envenenando.

Las nuevas leyes de la ciencia -a partir de las fórmulas de Einstein sobre la energía y la materia, y la teoría de la gran explosión como origen de los millones de constelaciones e infinitas estrellas u otras hipótesis- han dado lugar a profundos cambios en conceptos fundamentales como el espacio y el tiempo, que ocupan la atención y los análisis de los teólogos. Uno de ellos, nuestro amigo brasileño Frei Betto, aborda el tema en su libro “La obra del artista: Una visión holística del Universo”, presentado en la última Feria Internacional del Libro de La Habana.

Los avances de la ciencia en los últimos cien años han impactado los enfoques tradicionales que prevalecieron a lo largo de miles de años en las ciencias sociales e incluso en la Filosofía y la Teología.

No es poco el interés que los más honestos pensadores prestan a los nuevos conocimientos, pero no sabemos absolutamente nada de lo que piensa el presidente Obama sobre la compatibilidad de las sociedades de consumo y la ciencia.

Mientras tanto, vale la pena dedicarse de vez en cuando a meditar sobre esos temas. Con seguridad no dejará por ello de soñar el ser humano y tomar las cosas con la debida serenidad y acerados nervios. Es el deber, al menos, de aquellos que escogieron el oficio de políticos y el noble e irrenunciable propósito de una sociedad humana solidaria y justa.



Fidel Castro Ruz
Marzo 24 de 2010
6 y 40 p.m.